Guillermo Barros Schelloto ya era un símbolo cuando llegó a tierras estadounidenses en 2007, firmemente afianzado en el abarrotado olimpo de las leyendas del Boca Juniors argentino. Durante sus 11 campañas en el grande de La Bombonera, “el Mellizo” se forjó una reputación de cerebro ofensivo fogoso y de impulsivo carácter. A continuación, lejos de utilizar su etapa en el Crew de Columbus de la Major League Soccer como un tranquilo periodo de transición hacia la retirada, el argentino de 37 años ha aportado pasión, una técnica exquisita y el primer título de su historia al “equipo más trabajador de Estados Unidos”.

En una extensa entrevista exclusiva con FIFA.com, Barros Schelotto (mejor jugador de la MLS en 2008) explica por qué declinó una oferta para entrenar a su Boca del alma, habla de la mejoría constante del balompié estadounidense y de su pasión incesante por jugar al fútbol.

Guillermo, el Crew de Columbus es líder de la Conferencia Este y saca seis puntos al Red Bulls de Nueva York. ¿Cuál es el secreto de ese éxito en lo que va de temporada?
En realidad se trata de una fórmula sencilla; no es ningún secreto. El equipo viene siendo prácticamente el mismo durante los últimos tres años, desde que ganamos la liga en 2008. Son los mismos jugadores y el mismo equipo, con las mismas ideas sobre cómo jugar al fútbol y ganar partidos. Nuestras metas son sencillas y no han cambiado.

Dejó Argentina en 2007 como un ídolo, tras haber ganado 15 títulos distintos con Boca Juniors. ¿Le resultó difícil volver a empezar en un país nuevo en ese momento de su carrera?
Fue un poco diferente, al venir de un club grande como Boca Juniors y de un país, Argentina, donde la gente está loca por el fútbol. Cuando juegas en Boca, sales en los periódicos y en la televisión todos los días, y los periodistas siempre andan detrás de ti. Aquí es un poco más tranquilo. En todo momento quieres ganar, pero si pierdes no se acaba el mundo. Puedes vivir tu vida después de que suene el pitido final. En Argentina, el fútbol no se acaba nunca. Cuando era joven, quería atraer la atención todo el rato, pero ahora necesito relajarme.

Columbus (Ohio) debe de ser muy distinto a Buenos Aires...
En Buenos Aires en general la situación es diferente, pero yo estuve mucho tiempo en La Plata, y esa ciudad no es tan diferente de Columbus. Tiene un ritmo de vida similar y la misma clase de gente, simpática y tranquila. En Argentina ahora mismo la cosa está complicada, pero es mi país y lo amo. Me encantaría regresar algún día y disfrutarlo más.

En su opinión, desde que llegó a la Major League Soccer, ¿qué es lo principal que ha ofrecido al fútbol estadounidense?
El fútbol en Estados Unidos está creciendo constantemente, y yo quiero ser partícipe de esa progresión. Creo que he aportado alguna cosita distinta al juego de aquí; quizás un toque un poco más técnico, y estoy contento por ello.

¿Le parece que el fútbol está mejorando en Estados Unidos?
El país está descubriendo el fútbol. Los estadios están mejorando, los aficionados son cada vez más; y ahora, con gente como Nery Castillo, Cuauhtémoc Blanco, [Thierry] Henry o Rafa Márquez, que vienen a jugar junto a figuras como David Beckham o Landon Donovan, se está convirtiendo realmente en una liga más fuerte. En los tres años que llevo aquí, he notado que la gente se entusiasma cada vez más con el fútbol.

En Argentina, cuando era más joven, se le conocía por su carácter impulsivo. Ahora que tiene 37 años, ¿se ha calmado un poco?
No creo que haya cambiado mucho. Mi carácter forma parte de mi pasión por la victoria, y eso no ha cambiado en absoluto. Pero tengo más experiencia. Cuando eres joven puedes presionar con fuerza todo el rato; y correr como un condenado. Ahora lucho menos y corro menos, pero pienso mucho más.

Hace unos meses, hubo rumores en la prensa que lo vinculaban al puesto de técnico de Boca Juniors. ¿Eran ciertos?
Sí. El presidente de Boca Juniors me llamó para ver si quería regresar a Buenos Aires para ser el entrenador del club. Pero yo le dije con sinceridad que quería seguir jugando, así que respondí: “No, gracias, pero quizás en el futuro”.

Siendo realista, ¿cuánto tiempo más cree que puede seguir jugando al fútbol?
La verdad, no lo sé. A mi edad, realmente, no puedo pensar más allá de los próximos seis meses. Por tanto, cuando acabe la temporada, miraré cómo me siento y tomaré una decisión. Tal vez me quede un año más, o quizá dos; la verdad, no lo puedo decir. Lo único que puedo decir es que me siento muy bien en este momento, y espero seguir así.

Y después de colgar las botas, ¿pasará a sentarse en el banquillo?
Cuando me retire como futbolista, quiero ser entrenador; eso está claro. Aquí en Estados Unidos o en Argentina… no sé dónde, pero en algún sitio.

Ha expresado con claridad su deseo de que Carlos Bianchi sea nombrado sucesor de Diego Armando Maradona como seleccionador de Argentina. ¿Por qué?
Carlos Bianchi es la persona idónea para el puesto. Le conozco muy bien de mi época en Boca, y sé la clase de trabajo que haría. Es una situación complicada y la decisión recae en la AFA, pero Bianchi sería perfecto.

Solamente ha participado en diez partidos internacionales con Argentina. ¿Por qué no ha podido reeditar con la selección albiceleste su éxito en el fútbol de clubes?
En mi época había muchos grandes jugadores de ataque en Argentina. Estaban Ariel Ortega, Claudio "Piojo" López, [Gabriel] Batistuta, [Claudio] Caniggia, [Hernán] Crespo... y muchos más. Algunas veces, en la selección se da un conflicto entre los futbolistas de River Plate y Boca, y tal vez tuviese que ver algo con eso. Pero sobre todo, creo que simplemente fue una cuestión de que los entrenadores tenían que decidir y, al final, llevaban a sus preferidos. Así tiene que ser siempre.