ESCRIBE JORGE CROSA
Y los botijas de hoy, los que nunca vivieron ninguna alegría de la celeste, abren bien los ojos, sienten un palpitar distinto en sus corazones, se abrazan, agitan las banderas, sonríen con sus padres, los abuelos, la familia, los amigos y lo más importante que se extrae luego de un triunfo del fútbol uruguayo que avanza, sólo eso, avanza, los botijas, ahora ¡CREEN!.
Y eso, más allá del análisis del partido, del gol que merecía Suárez, del trabajo en equipo, sólido y compacto, con una defensa pétrea, un medio juego solvente y un avance sorpresivo, peligroso en cualquier momento, está la seguridad que Uruguay es un grupo que ha reivindicado más de 20 años de silencio, amarguras y tristezas, en clasificaciones fallidas, en intentos perdidos.
Y QUE LA JUVENTUD CREZCA ASI …
Sabiendo que Uruguay puede. No importa cómo sigue el trámite. Lo que sí interesa es que les dijeron éstos deportistas al mundo, que no se acomodan, que no van al “bombo”, ni arreglan partidos. Que se la juegan, como siempre lo han hecho, pero que, antes no habían tenido ésta cohesión, éste carisma, éste fútbol que muestra hoy Uruguay con la conducción de Tabárez.
Entonces, aún sin nombrar a ningún jugador celeste, nos han mostrado otra imagen, aquella que el tiempo nos recuerda de los años 70, por lo menos, para nosotros y para, por ejemplo, un Alcides Ghiggia, una postal del recuerdo de tiempos heroicos, en donde fuimos Campeones del mundo.
No se ha ganado nada. Esa es la frase que se usa, que es de estilo y está bien. Pero se ha avanzado en algo muy importante y fundamental: en la concepción, en el criterio y en la confianza que tenemos muy buenos jugadores que rinden al nivel de los mejores del mundo.
Esta es la prueba. El seguir en carrera, con ningún gol en contra, batiendo un record el golero Muslera del gran Ladislao, al no dejarse convertir en tres partidos. Eso importa. Y mucho.
COMO TAMBIEN IMPORTA …
La pasión de todos, la fe metida en el alma y en el corazón de cada uno de los jugadores. Nerviosos, pero mostrándose tranquilos. “Guardando” el festejo para más tarde …
Destacar la tarea de Fucile, del pelado Arévalo Ríos, el imprevisible Cavani, como el temible Diego Pérez, con un temperamento formidable, en la marca, en la proyección, en la contención y salida, los piques de Forlán, la seguridad de Lugano y las manos de Muslera.
El Maxi Pereira, Victorino, Alvaro Pereira, luego Scotti, un ratito de Alvaro Fernández), todos, los que no entraron, los que la sufrieron en el banco, el grupo técnico, todo esto importa.
Hasta donde se llegó no lo imaginaba ni el más sabio de los talentos.
Acaso ni ellos, pero con la fe y la esperanza uruguaya, siempre se puede algo más.
Quedó demostrado.
Dominadores del juego ante un México que creyó muy posible ganarle. Por el contrario, casi pierde por dos. Esa es la verdad.
Y SE VA LA SEGUNDA …
A la segunda ronda, celestes, con un pueblo creyendo, con el escéptico sorprendido y con el creyente más feliz que nunca.
Se viene la otra ronda.
No les comento más sobre México porque ya está. Lo vieron, lo escucharon, lo leyeron. Ya está.
Me he dedicado a los protagonistas, a su juego, a su creencia, a su sangre y fuego.
Como antes. Mostrándole al mundo lo que tan poquitos, pueden tanto. Y aún … como dicen los muchachos, no se ha ganado nada. Pero se ha adelantado.
Se dio un gran paso.
Estar en los octavos de final es altamente valorable para Uruguay, sobretodo por todo lo se pasó en las eliminatorias y esa inestabilidad que casi nos deja afuera de otra cita con el mundo.
DE ACUERDO …
Para no agrandarla, como dicen los jugadores y el propio técnico no se ganó nada, aún.
Y yo me permito decirles que no estoy de acuerdo, humildemente.
Se ha ganado que los jóvenes salgan con las banderas a la calles, que la gente sonría, que los diarios, la televisión y las radios hablen horas y horas de éste Uruguay.
Se logró que los botijas de las escuelas de todo el país saltaran y gritaran de alegría sin parar.
Eso es lograr mucho, muchísimo, a ustedes les escribo, uruguayos futbolistas que están allá en Sudáfrica.
Lean éste mensaje y piensen en ellos.
Se darán cuenta que, para ésa botijada, los del medio en edad y los veteranos, han vuelto a renacer el espíritu celeste, la vergüenza del deportista uruguayo, de un puñado de aventureros que salen a ganarle a los más promocionados del mundo.
Eso han logrado. No es poca cosa, señores futbolistas.
Es un TODO, muy grande para varias generaciones que se habían olvidado de sonreír …
¿Les parece que es poco, que no se ha ganado nada?