ESCRIBE JORGE CROSA
Sin misterios. Como debe ser. El equipo titular de Uruguay va con Muslera, Maxi Pereira, Lugano, Godín (recuperado) y Fucile, Diego Pérez, Arévalo Ríos y Alvaro Pereira, con Suárez, Cavani y Forlán.
Ya está. No hay sorpresas, ni dudas. Así se presentará en horas el grupo celeste, que ha sorprendido a la prensa mundial. Por su eficacia, por su táctica, su juego práctico, porque no le han hecho goles, habla muy bien de la defensa y Muslera y un ataque penetrante, con goles en momentos decisivos.
Estas breves líneas son para recordar que a “ otras Coreas “, en otros tiempos, les hemos ganado siempre (4 partidos) y empatado 1. Ya sé que las estadísticas de poco sirven en éstas circunstancias, pero, como están las informo.
Además, es bueno destacar el ánimo y el espíritu que sobrevuela el área celeste. Es muy bueno. No podía ser de otra manera.
Es lógico y entendible que, ahora, aparezcan como por arte de magia los adjetivos de ponderación y todas esas cosas que vienen con la victoria.
Nuestra posición ha sido una sola y la mantenemos. Confiamos en el grupo y con partidos complicados.
Este, que parece ser, sencillo, digamos, no lo es. Ninguno en un mundial lo es. Por lo tanto, habrá que “correr la liebre” y romperse el lomo para ganar y seguir en carrera.
De eso no tengan ninguna duda. Estos celestes no entran “canchereando”, entran con dientes apretados para vencer a como de lugar.
En el orden personal, supongo que Tabárez también lo tiene presente, ese asunto de la confianza, de la estadística, de lo que son y no son los coreanos, lo tiene bien claro.
No existe creer que ya está. No es el espíritu con que se encararon los otros partidos.
Por lo tanto, muchachos, a la lucha, como siempre. Mordiendo en el medio campo, abriendo el juego, metiendo esos centros para habilitaciones “mortales” de gol y una defensa a prueba de balas. Con dominio del balón y aportando un elemento clave: la velocidad, la dinámica.
Pensar siquiera que ya está, sería un terrible error, que, sabemos no está en el pensamiento de ningún integrante de la delegación.
Acaso, cuando usted esté leyendo esto, ya sabe lo que pasó. Yo no.
Espero lo mejor, claro. Con el esfuerzo y la entrega de siempre.