Escribe JORGE CROSA
Presionado, angustiado, jaqueado por todos lados, con amenazas de muerte incluídas, renunció el Presidente de la AUF, el Dr. José Luis Corbo.
Lo lamentamos profundamente, porque, junto a esta renuncia se viene abajo todo un sistema de trabajo al que se le había dado, la propia gente de esa casa, a éste hombre y a estos dirigentes.
Pero, una vez más, no pudo ser. Una vez más, el fútbol uruguayo, da muestras de inseguridad, de subdesarrollo, de escasa calidad política deportiva y quedamos a la deriva, a ver qué pasa, a ver quien viene, a buscar urgente el 911 para ubicar al buen samaritano que agarre la posta, que quedó por el piso, en esta carrera de “Los intereses creados”.
Regresa el famoso título de Don Jacinto Benavente, que nos habla de los hombres pícaros, que hacen todo lo posible, con engaños, con fingimientos, para lograr lo que quieren.
Es mucho más que eso la obra de Benavente, naturalmente, pero le viene al caso del Dr. Corbo.
Lo manosearon, lo utilizaron, lo cuestionaron, lo responsabilizaron como único culpable de algo que todavía ni siquiera saben qué es, porque no se ha dado a conocer el plan de acciones que se tenía programado.l
Nos parece un verdadero disparate. Pero en nuestro fútbol, ya no nos debería sorprender nada porque hace tantos y tantos años que venimos viendo el mismo absurdo, que vemos la sonrisa hipócrita de los que se creen ganadores porque “echan” a un hombre de bien, que tomó la conducción, con la mejor intención, pero no soporto el cimbronazo.
Muy fuerte el terremoto. ¿Y ahora? ….Siempre hay un roto para un descosido. Lamentablemente a la deriva, con soluciones “a la que te criaste”, como una vez, en conversación con Julio Grondona, nos dijo, en el mundial de Italia 90 y lo reiteró ocho años después, a quien esto escribe, que a Uruguay no se le puede dar nada, ni creer nada, porque no se sabe quien manda, ni cómo se llama, según pasan los meses.
Entonces, así no se puede trabajar. Es inútil todo intento de progreso o de innovar.
Dejen todo como está. Hagan lo que quieran. Ahora volverá a reunirse la Asamblea de Clubes, dueña del fútbol, delegarán el mando a otros señores que tendrán el aval temporario hasta que no molesten mucho y quieran hacer las cosas diferentes.
Somos así. “Dicharacheros”. Divertidos para la desgracia. No tenemos vergüenza. Eso es lo que pasa. No hay respeto, no existen los principios y se fueron por el colector las reglas de conducta, ésas que nos enseñaron en la escuela, en el liceo, que la vida te enseña, la calle, los tropezones, los golpes, las caídas, las malas fortunas.
No aprendemos más. Una frase repetida y asquerosa.
Llamen al 911.
Y escuché hablar de “códigos” por ahí. Pero, por favor, no estropeen la rica historia que hicieron los otros dirigentes en serio que tuvo el fútbol uruguayo, aquellos de verdad y no porque sean “de antes”, que fueron mejores, sino porque lo fueron notoriamente.
Aquello de la dignidad, la moral y esas cosas que se dicen, pero que no se usan, sigan dejándolas en los cajones.
Ni se les ocurra abrir ninguno, por favor.
Que todo siga así. A la buena de Dios. Dale que va, viejo Discépolo, lo mismo un burro que un gran profesor …
¿Hola … 911? … Mire, resulta que …