Escribe JORGE CROSA
El empate trajo ese insomnio nervioso, esa desprolijidad a la hora de definir qué estuvo bien y que mal.
Lo bueno fue Bueno, el gol luchado, peleado, guapeando, entre dos defensas, con el corazón y con las garras afiladas. Era el 1-2, pero faltaba la cuota de un muchacho que lleva siempre a la Virgen de Lourdes pa’todos lados. (No te la olvidés nunca, Abreu).
Y cuando ya “Platini” Sánchez miraba la hora y los bolivianos creían que era viable “la salida al mar”, esto es, una victoria política centenaria, no pudo ser, porque de las neuronas activas, incluso, a 3.600 metros, centímetro más o menos, un minuano, que también sabe de alturas, de sierras y de fuentes del Puma , les metió el cocazo para empatar algo durísimo de empardar.
Así, se la cuento. Cortita como para que no se aburra. Ellos con la ventaja de todo. Nosotros de capa caída, más bien, sin capa. Algo así como Supermán con la kriptonita, viejo comic de los años 50, luego tv, luego cine.
Lo cierto es que había que recurrir a algún “superhéroe” para remontar un 0 – 2 en la azotea del mundo.
Feísima la mano. Más o menos como ligar tres negras en el truco. No te sirven ni pa’mentir.
REBELDE CON CAUSA
Como escribió el novelista francés Albert Camus, en El hombre rebelde, Uruguay se propuso que no.Se rebeló contra la altura, contra el marcador adverso, contra la gente, contra la desgracia de estar perdiendo y no levantar cabeza.
Y justo, de cabeza, los dos testazos de Bueno y Abreu, metiéndole el balero a la guinda, pudieron alcanzar ese momento de felicidad, que hace olvidar que no se jugó ni notable, ni nada. ¿Cómo hacerlo con un equipo mutante? Como esos coches de Fórmula Uno. Los “muletos”. Los que sirven para cambiarlos, porque si acaso.
Y por si acaso fueron los que jugaron. Lesiones, amarillas, un grupo con el 68 % nuevo y justo allá arriba. En donde dicen que está todo bien, pero, por si acaso, (¿) no hay carreras de caballos.
No por timbrar, comprenda. Sino porque explotan los purasangre. Esa es la “verité”.
Y fuimos, a lo Camus, rebeldes con causa.
Y con suerte también, pero como ya se sabe, hay que ayudarla, de lo contrario, la suerte, pícara esta señora, no viene solita, hay que tironearla para que se acerque.
MAS CORAZON QUE FUTBOL
No sé precisaba más en el “penthouse” de La Paz. La pelota es un balín. Le pegás en la mitad de la cancha y llega en un segundo al arco. Livianita, se te mete por cualquier lado.
Mirá Castillo. Flor de golero y lo tomó adelantado un remate tibión de Martins, con menos intención de gol, que levantar el corte en Gualeguaychú.
Pero entró. Y después, “solari”, el “cabezón” Martins, la metió de nuevo y ya dijo, “ta”, a los vestuarios, un refresquito y en la segunda parte, un par más y chau yorugas.
No fue así. Porque no contaron con la rebeldía, eso que se da por llamar “garra” uruguaya y sin darse cuenta, Bueno, el “planeador” del gol, le metió cabeza al asunto. Descuento y susto del local.
DESDE LA FUENTE DEL PUMA
Sí. Desde la fuente del Puma, del agua más pura del mundo, (parece el aviso de Salus, ¿no?) vino el minuano de Trouville y ¡triple! De Abreu. Porque es como si valiera por tres ese gol, ya que nos evitó perderlos, dejarlos en los vestuarios del Siles.
Y el Puma Abreu, más conocido por Loco, dejó la casa en orden.
Sin estruendos, sin cohetes, sin bombitas voladoras, pero abrió la puerta de la esperanza, de la fe inquebrantable de estos uruguayos, que jugaron con lo que tenían, con un equipo de emergencia y pico. Con tanques de oxígeno, incluídos.
Bueno, ahora sí, estimado Tabárez, vamo’ a cambiar el gesto adusto, ese rostro de “¿Cómo hago, que digo?” por el de una sonrisa, como para sentirse usted mejor y transmitir ese sano sentimiento, que existe, que se llama optimismo.
No le ganamos a nadie, ya sé.
Pero estábamos perdiendo con cualquiera. Ese “cualquiera” que le empató al Scracht, a domicilio 0 a 0.
Esto no va por el costado de la hazaña, pero roza un cachito, la rebelión de los corajudos.
Ta.