Escribe JORGE CROSA
Entramos en una semana caliente.
En días en los que habrán cientos de opiniones sobre quién deberá jugar y quien no, defendiendo a Uruguay en su curso hacia Sudáfrica 2010.
En nuestra trayectoria hemos escuchado, casi como una canción de cuna, que, cuando ganamos, lo hacemos “con la nuestra”.
En realidad, cuesta reconocer qué cosa es la “nuestra”. Si la tradicional y manida “garra charrúa”, que, para nosotros, es calidad, juego y un corazón formidable de algunos futbolistas o un sistema.
Lo que queda claro que una manera de jugar, un esquema, una estrategia, no es.
Acaso se emplee para recordar aquellos tiempos que, tantas alegrías nos dieron y lo simplificamos con la frase , vencimos “con la nuestra”.
Así las cosas, “la nuestra” no existe. Existe sí, la bravura , la forma de encarar un partido, la valentía por no querer perder, “eso” (que no es la nuestra) y que se llama temple y jerarquía.
Un estilo que tuvimos y que, lógicamente, con el tiempo, se fue modificando.
Uruguay fue un grande del fútbol del mundo.
No lo dude ni un segundo. Fírmelo donde quiera, de ojos cerrados.
Pero los tiempos han cambiado. No es el descubrimiento del genoma humano, claro está, pero la realidad nos marca que, por ejemplo, los grandes clásicos contra los argentinos, nos han costado la vida. Que son dignos del mejor fútbol del mundo, junto con los brasileños.
CON EL PROTECTOR BUCAL
Que estos “mano a mano” con los argentinos son tremendos y hay que jugarlos, diría, como en el boxeo, con el protector bucal, de tanto que apretamos los dientes para vencer.
Y esa es la cuestión. De aquellos tiempos ya se habló toda la vida, que les ganamos juegos memorables, también. Pero hoy es otra cosa.
Estamos en un tiempo en el que Brasil empata con Bolivia. ¿Me explico?
Entonces, no existe el enemigo pequeño, ni “partido ganable, ni juego perdible”.
Todo se modificó. Al punto que, aunque después vayan al mundial, los históricos por este lado de América, les costará muchísimo más que antes el hacerlo.
Y aquí estamos los uruguayos.
Con más problemas políticos, dentro del deporte, que futbolísticos. Y eso no sirve. No ayuda, no colabora para la estructura de un espíritu ganador.
Y lo que procuramos es eso: encontrar ese espíritu vencedor.
Ser dueños de nuestro destino. Rivales: Argentina y Bolivia. ¿Porqué no se va a poder cumplir una gran gestión?
¿Porqué ya está escrito? No creo en eso. ¿Porqué son notoriamente mejores los argentinos, por ejemplo?. Tampoco creo que sea así. Que tienen muy buenos jugadores, no voy a desconocer a Agüero, a Messi, a Tevez, a Riquelme y siguen firmas …
Pero tampoco voy a ignorar a Abreu, a Bueno, a Christian Rodríguez, a Martín Cáceres, a Luis Suárez, Diego Lugano, Martin Silva, Juan Castillo, Diego Pérez, Eguren, Cavan …
¿Porqué no decirlo? “Aquello” ya fue. La historia fue maravillosa. El presente nos convoca a dar otra característica a éste trascendente duelo.
Uruguay y Argentina.
Dos enormes selecciones, por su trayectoria, por su categoría, por sus logros, por méritos conseguidos.
Pero hoy todo es distinto. Eso sí. El optimismo no ha sido, debido a los resultados negativos, es cierto, un estado de ánimo del uruguayo en esto de las clasificaciones hacia los mundiales.
Pues bien. Vamos a apoyarnos en algo. Aunque más no sea en la fe. Porque esto no es una plegaria, sino un texto positivo hacia lo que supondría una buena propuesta de Uruguay frente a Argentina y lo digo porque es posible.
Si no lo sintiera así, no se me hubiese ocurrido escribirlo.
En lugar del pesimismo (justificado en su momento y respetado por la realidad) yo cambiaría de lugar el espejo y me miraría en el del optimismo. En el del “puede ser”.
No por ser “ biológicamente optimista” (frase del talentoso y capaz dirigente del fútbol uruguayo, Washington Cataldi), sino porque, vistas las cartas y los rendimientos de las selecciones americanas, es posible mostrar una sonrisa, sentir que es posible, que no es utópico, ni un rezo, ni una oración, el esperar con una sólida esperanza el juego ante los argentinos.
El perder no es dejar la vida. Pero “dejar la vida” en la cancha para ganar, se puede.
Y lo harán los muchachos.
Estas palabras no hablan de una arenga, de un “vamo’arriba” tradicional y clásico. No. Hablan de una cierta posibilidad de “hacerle” partido a la Argentina.
Desterrar el “qué le vamo’a ganar, ‘tas loco, vos…”. Por el conocido “ y … partidos son partidos y hay que jugarlos”.
DUEÑOS DE NUESTRO DESTINO
Somos dueños de nuestro destino. Sentirnos menos antes de entrar, no es de uruguayos.
Por lo menos no es de los uruguayos que uno conoce, que uno es.
Entramos, jugamos, “nos rompemos todo” y después vemos el resultado.
Pero, eso sí, que no quede una gota de sudor en el físico de nadie que tenga la celeste.
Y no me hablen de posibilidades, porque les traigo enseguidita, el 0 a 0 del Brasil extraordinario, a la Bolivia ilusionada.
Y ya está. Asunto concluído. Es fútbol, es juego, es viveza, es suerte, también, ¿por qué no?, hay que ligar, mi amigo, de lo contrario, jamás entró a una cancha.
Semana caliente. De las bravas. De las que hay que demostrar y meter coraje y corazón.
¿Si es difícil? ¡Si lo será! De lo contrario, no hubiese escrito esto.
Es eso. Además de fútbol, coraje y corazón.