Escribe JORGE CROSA
La tapa de Ultimas Noticias del sábado 20 de este mes, titula: “Gobierno dice que clubes incumplen plan de seguridad”.
¿Falso o verdadero?
Absolutamente verdadero. Luego detalla las medidas que sí se cumplieron, que son las de determinar las zonas de exclusión, la venta de entradas anticipadas, la ubicación de las parcialidades, forma y llegada de los equipos y que los clubes, en la primera parte, defiendan el arco que da espaldas a la tribuna contraria.
“Hasta aquí llegó mi amor”. Ninguna otra medida se tomó, según Nicola Cetraro, delegado del Ministerio de Turismo y Deporte, en la Comisión Honoraria para la prevención, Control y Erradicación de la Violencia en el Deporte.
Afirmó Cetraro que los clubes y la AUF, “hicieron caso omiso a las recomendaciones elaboradas al respecto”.
Cetraro, a quien conocemos como una excelente persona y eficaz en cada tarea que emprenda, esta vez, se siente perdedor porque observó que, en el fútbol, las cosas no son como él pensaba o como algunos legisladores creen.
Que es dictar una norma y ya está. No. No es así. Si me permiten, tampoco es creando una Ley del Deporte, que se soluciona este gravísimo problema de la inseguridad para ir a ver un partido de fútbol.
Los violentos, no leen, no se informan, no les importa lo que les digan, sólo proceden cómo quieren, donde quieren y no les importa quien caiga.
Esa es la violencia. No importa si es un chiquilín, un veterano, un joven, nada. No importa nada.
El impacto de la droga, la fusión con el alcohol y el descontrol societario, pueden más que cualquier ley o reglamento.
Después el “yo no fui”, es la frase reiterada ante las autoridades. O “no sabía nada de eso …”.
La violencia, lamentablemente generada en el fútbol, nace en otros sectores.
Dice por allí, Ultimas Noticias las normas incumplidas, a saber:
No autorizar la entrega de entradas a los “barrabravas”.
Siguen con el mismo régimen.
En los partidos de alto riesgo no se venderán entradas en el escenario.
Medida cumplida a medias o incumplida.
En el Centenario o Charrúa no se venderán entradas para la parcialidad visitante.
No hay ningún informe que se haya cumplido con ésta solicitud.
Se reserva el derecho de admisión para los que se encuentren bajo los efectos del alcohol, estupefacientes o sustancias análogas, armas y demás.
No hemos visto ninguna denuncia, conocida, por supuesto, al respecto. Todo sigue igual.
Bueno, luego habla de las pancartas que inciten a la violencia y el ingreso ordenado y en forma individual.
Gracioso esto último.
Pregunta ¿ Cuando entra el malón a ver a Nacional o a Peñarol o a quien sea, quien los puede detener? Usted los vio, igual que yo.
Por lo tanto, ni individualmente, ni ordenados, ni saber si están drogados, alcoholizados, si portan armas o no, porque es imposible, porque la turba entra y se lleva todo por delante.
Estos “paños tibios” propuestos no arreglan el estado de indefensión al que se ve sometido el espectador de fútbol.
Ni hablar de concurrir con la familia, con los hijos, con la esposa o aquel que no pueda responder a la agresión, al insulto, a los empujones, escupitajos, botellazos y demás elementos que van contra la seguridad pública.
Si se toma una medida dura, se les recuerda “cálidamente” al gobierno el tema de la dictadura, tipo “represores” y los insultos conocidos.
Si proceden los coraceros ¡para qué! Igual, si lo tienen a mano, le tiran un par de balazos, al que monta y al montado. Da lo mismo.
Por lo tanto queda expresado que:
Ninguna de las medidas que evitarían cierta parte de la violencia ha sido puesta en práctica.
Los malones siguen entrando sin ningún tipo de problemas.
No existe la identificación personal.
Se desconoce si están drogados o alcoholizados.
No se sabe si llevan armas, cuchillos, cortes o “algún” cañito corto.
Nadie se anima a detenerlos en ese ingreso masivo, so riesgo de caer y ser virtualmente destruído por los revoltosos.
No existe, vaya paradoja, el mínimo respeto hacia el ser humano.
Conclusión:
Lo que se ha hecho hasta ahora no ha servido para nada. Lamentablemente.
En el cierre dos expresiones que ejemplifican el actual estado de cosas en el fútbol uruguayo.
La primera, lo expresado por la viuda de Da Cunha: “ No son sólo ellos (los que llevaron presos) los culpables, son muchos más que andan sueltos, que los conocen y nadie hace nada.
La segunda, dicha por nuestro amigo de tantos años en la profesión como Alberto Kesman, luego de recibir un ladrillazo en la cabeza, con intervención quirúrgica inmediata: “ Si no trabajara de esto, nunca más vengo al fútbol”.