jueves, 18 de septiembre de 2008

NO HAY BUENA VOLUNTAD

Escribe JORGE CROSA

Vistos los últimos acontecimientos sobre el tema fútbol, esto es, la situación irresoluta, aún, del fallo sobre si se juega o no el partido entre Nacional y Villa Española, por el tema del “minuto fatal” de Prudente, o bien, de la entrada del dinero en hora de Basáñez para jugar (queriendo hacerlo, claro está), se nos ocurre que no hay muy buena voluntad entres los pares del fútbol local.
Aquello que “entre nosotros hay que darse una mano”, es una gran mentira. Más bien, la situación es algo así como “sacá la mano, porque te la cortan”. Ahí sí, se ajustaría a la realidad, a lo que está pasando, a las acciones que vemos a diario en este conflictivo y chiquito fútbol local.
Porque mire que para lo pequeño que somos, los líos los armamos bien grandes, como para las agencias informativas se preocupen de nosotros, que hablen y mal, naturalmente, de lo que nos pasa.
No vemos, no sé si alguna vez existió, el principio solidario, ése que habla de conversar, de tratar de llegar a un acuerdo, de buscar soluciones entre los de “un mismo palo”. Por el contrario, al que ven que se está cayendo, lo ayudan …empujándolo. Así se cae más rápido.
No es, ni por asomo, lo ideal, ni lo que corresponde para armar el rompecabezas de éste fútbol que, así las cosas, le va a ir cada día peor.
Es que no tiene solución porque no la quieren encontrar.
Los que se dicen amigos, son enemigos. Hay una gran cuota de falsedad en todo esto.
La lógica indica que hay que respetar los reglamentos y de eso se trata. Pero también se deben respetar las dificultades, los equívocos no buscados y una cantidad de falencias que, lamentablemente, vemos todos los días.
Somos respetuosos de las reglamentaciones, por supuesto y más cuando así corresponden, pero también, debe, en un país en donde se está poniendo difícil el vivir, aún trabajando a destajo, tener una cuota de flexibilidad, de comprensión, de tolerancia.
Comprendo que si todos hacemos lo que queremos, esto no existe. Que hay que tener un orden y eso es natural. Pero cuando se piden favores, por lo menos, hay que escucharlos.
No me refiero específicamente al caso de Nacional o de Basáñéz, pero sí, al espíritu en general que reina en la faz dirigente. Soy respetuoso de los reglamentos, de los horarios, de las órdenes, pero, muchas veces, lo mejor es enemigo de lo bueno.
Y no somos muchos. Más bien poquitos. Y conocidos.
No hay buena voluntad.