martes, 16 de septiembre de 2008
HEMOS OBSERVADO ...
Escribe JORGE CROSA
La burla, no es lo grotesco. Tampoco es lo ridículo.
Deducción primaria anotada luego de un buen tiempo de observar en diferentes noticieros televisivos, no sólo de Uruguay, sino del continente, de esa especie de bufonesca posición en la que quedan, por ejemplo, el periodista y el entrevistado.
Puede ser ésta nota de deporte, de política o de cualquier índole.
No queda bien. Ni el entrevistado por hacerse el gracioso, ni por el cronista por intentar serlo. Da la sensación de una ausencia de respeto o bien, de un escaso dominio de la materia que se trata.
O el protagonista contesta mal a propósito o no sabe responder. O el que tiene el micrófono en la mano desconoce los principios fundamentales de su tarea.
Se puede indicar que también se observa en los reportajes escritos, en los radiales, en fin, lo que se quiere significar con ésta mínima observación es que, hay un público que merece un tratamiento respetuoso.
Nada más que eso. Respeto. Nadie pide otra cosa. Yo mismo puedo caer en el error y no darme cuenta, pero si así fuere, inmediatamente solicito las disculpas del caso.
Créanme que no queda bien.
Ni el protagonista “haciéndose el vivo”, ni el que recibe la “original” respuesta, quedando como un tonto.
Advierto esto porque se avanza céleremente en esta materia de la ausencia de clase, de jerarquía en el tema del periodismo oral, escrito y televisivo.
Es obvio que no somos doctos en la materia, pero cuando algo nos “choca”, luego de tantos años de profesión es porque, seguramente, muy bien no está.
No es por el lado de la chanza, salvo los programas, secciones y espacios dedicados a la misma que se destaca una nota, una pregunta, un tema, un detalle.
El periodismo tiene miles de matices para destacarse sin llegar a lo bufonesco, en buen romance, a la grosería.
Esta simple reflexión, no trata, ni tampoco me lo he planteado de esa manera, de modificación alguna en manera de procederes de los profesionales que están en su tarea.
De ninguna manera. “Cada cual que atienda su juego”, frase de juegos escolares de buen tiempo atrás.
La palabra dicha con intención sublimidad (calidad de sublime) , bien aplicada, es un acierto.
Con otra intención, una estupidez.
Y lo peor que quien queda en desaire, no es sólo el entrevistado, sino también, el comunicador.
Algunos adjudican estos modismos a lo que sucede al otro lado del Río. Sin embargo, en Buenos Aires, hay excelentes programas, crónicas, libros, entrevistas y todo tipo de intercambio de opiniones de primerísimo nivel, sin rozar, siquiera por la ordinariez.
Sería bueno, que eso también llegara a verse, a leerse o a escucharse, para observar, que no es sólo “material grotesco” el que se trata, a modo de periodismo por estos lados del Sur.
Una apreciación, simplemente, que viene a cuento, porque se está dando con demasiada frecuencia esa especie de grosería , perfectamente evitable.
La comunicación, el saber desarrollar una temática, el dominar el lenguaje y fundamentalmente, saber preguntar, en el caso que corresponda, debe guardar el lugar que le corresponde, en cualquier nivel de los medios de información.
Una observación. Simple.