Escribe Jorge Crosa
Se han escuchado, leído, visto, comentado, de todos los sectores de la sociedad uruguaya, que le gusta el tema del fútbol, la actuación de la selección, el panorama en general, las idas, las vueltas, “lo que dijo aquel, el otro”. Pues bien. ¿Cuál es la conclusión?
A mi entender, absolutamente ninguna. Por varios motivos que desarrollaré brevemente.
Todos, sin el aparentemente, sino todos, (no deja de ser sorprendente) saben quienes tienen que jugar, menos el técnico. Esto es, Tabárez, parecería que es el único uruguayo que no sabe a quien ubicar en sus puestos, siendo el responsable directo del combinado.
Es un mal chiste. Pero, se dice y el hombre debe soportarlo. Son los riesgos de la profesión. Todos saben más, siempre, indefectiblemente, que aquel que tiene que saber.
Es un paradigma. Digamos, un ejemplo de aquel que tiene que saber no sabe y todos los demás, por supuesto que sí. Y más aún. Vistos los resultados, el vivaz talenterío oriental, ya orienta sus ojos hacia la calculadora, el tema de la altura, los próximos rivales que serán terribles y no va a haber ningún tipo de conversación.
En fin, todo esto, dentro de un clima de inestabilidad en donde reina el disparate adjunto, provocado por intereses significativamente creados.
La celeste ha pasado a ser una excusa para otros temas, de mayor profundidad, de acusaciones maltrechas, de imbecilidades varias, al por mayor, que, enfocadas hacia la selección, por supuesto, que no la ayudan en nada.
Todo lo que tenga que ver con el entorno del fútbol uruguayo, está orientado hacia el recelo, el odio, la envidia, esto es fundamental, en mentes cuasi enfermas que viven al borde de un ataque de nervios, como aquella película de las mujeres …
Entonces se hace muy difícil establecer un orden, una orientación, un criterio básico o mínimo para trabajar.
Porque no hay paz.
Porque hay gente (por llamarla de alguna manera) preocupada por saber cuanta plata tiene Gómez, Martínez, Jiménez, Pérez y el otro, fundamentalmente, el otro, ya que no es posible que haya juntado tanto dinero “sanamente”. No. Definitivamente, no.
Algunos uruguayos se oponen a exista gente con esa capacidad, esos uruguayos que quieren hacer ruidos con un latón, con una cuchara, con lo que tengan a mano.
Eso sí, no se preocupan de la vida del país, de la marcha hacia arriba o abajo del Uruguay como nación. No. Están metidos en contra de un personaje que, por nombrado, no vale que lo reitere, no sea cosa que me tilden de amanuense y esas conocidas lisonjas con que han bautizado a todo quien trabaje en esta empresa en particular.
Algo así como ciudadanos bajo sospecha.
Si salimos, porque salimos, si entramos, porque entramos, si gritamos, epa, ¡como va a gritar!, si anda en auto, ¿porqué no anda a pie, como todo el mundo, eh?
A ver …¿porqué va al cine o sale con su esposa o da una vuelta tomando un matecito?
Cosas prohibidas. Detalles que la envidia no perdona y los arácnidos andan a la caza de cualquier cosa que les venga bien.
Incluso esta nota los ponga en alerta, nuevamente. Ya no saben lo que hacer para entorpecer, no sólo la vida de un ciudadano, sino de un grupo de trabajadores, como cualquiera, como la cooperativa que se le ocurra, para trabarle el camino, para agredirlos a como de lugar.
¿Y qué logran con esa enfermedad que les tocó en suerte?
Ni ellos tienen la respuesta. Pero igual siguen, como zagal porquerizo, metiendo ilimitadas calumnias, insidias, improperios y demás.
Los tipos gozan con eso. Bueno, allá ellos.
El asunto es que, deben saber, porque aún cuando tengan pinta de cretinos, saben disimular y dicen cosas que, por la mínima lógica, jamás sucedieron.
Pero los faranduleros siguen, con la bandera de la envidia y del odio en ristre.
¿Y la selección usted dirá, qué tiene que ver con todo esto?
Y mucho, porque no hay paz. No existe la tranquilidad espiritual mínima de trabajo deportivo.
Pero, bueno, sigan así.
Metan, nomás. Firmes y sin aflojar. Se les va a dar. Algún día sonreirán y dirán ¿vieron que yo tenía razón? ¡Que no podía ser tal y tal cosa!
Que notable. Muchas veces, la calumnia, con el paso del tiempo, se convierte en achaque, después en murmullo y luego en una queja y después en un reproche, tipo telenovela.
Ah … y con respecto a la selección uruguaya, esa que dirige Tabárez y que nadie está de acuerdo o los que están se ven poquito, de repente se llevan una sorpresita.
No se trata de una adivinanza, claro. Es que, por lo menos, mi idea, concurrir al mundial de Sudáfrica. De repente se da.
A pesar de estos perforados mentales que desean lo peor, para un grupo, pero que no les interesa ni el Uruguay futbolístico, ni la gente, ni la gestión del país, ni nada parecido.
Sólo horadar a un personaje. Acosarlo. Herirlo. Y con él, a todos los demás. No importa nada. Si ya saben todo, cómo, cuando, donde y el porqué.
Entonces, si está todo pronto, ¿qué es lo que no los deja descansar en paz?
Que pena y yo les iba a conversar sobre la selección, pero ¿vio?, con estas cosas que aparecen, la dejé un poquito de lado, pero ya nos encargaremos con agrado, claro está.
Eso sí, a esta sucia acción acusadora, se le responde, por ejemplo con aquello de: “La envidia es el gusano roedor del mérito y la gloria”.
O bien, a modo de cierre: “La envidia es la ira de los pusilánimes”.
En fin, del equipo que antes era de todos, de la celeste hablo, escribiremos en cualquier momento y con sumo agrado, naturalmente.