Escribe JORGE CROSA
Está todo bien. Que la Conmebol sancione al Blooming, que le suspendan la cancha, que tomen las medidas que sean, eso es lo que corresponde. Pero, nosotros, los uruguayos, lo que tenemos que hacer es aplaudir a un equipo chico, sí chico y grande al fin en el exterior, como River Plate, que, debutando en la Copa Sudamericana, le iba ganando y ya bien al promocionado conjunto local, participante continuado de torneos internacionales.
En eso hay que fijarse. En la victoria de River Plate. En el juego que se planteó, que anduvo, que caminó, que costó pero que Puppo, la mandó adentro, luego de un tiro de esquina y a otra cosa, che pebeta.
Disculpe si me salió el “uruguayismo” clásico, pero es lo que siento. Porque veo que todos hablan y comentan de la agresión a Giménez, una bestialidad. Pero de lo que hay que charlar, mis amigos y ni siquiera pretendo imponerlo como lectura liceal, es de la victoria de River. Sí, ése de Juan Ramón Carrasco, que se clasificó con todas las de la ley y debutaba, nada menos que en Bolivia. Menos mal que no en la altura de La Paz, sino en Santa Cruz de la Sierra, donde sí, se puede jugar al fútbol.
Pero, siento como que se ha desviado la atención en solamente la agresión a Giménez, una barbaridad que debe juzgarse con todo el rigor de la ley por parte de la Confederación, pero, debido a este hecho lamentable, se habla poquito del triunfo, de la primera gran victoria de los riverplatenses en la Copa Sudamericana.
Le vaya como le vaya, esa será otra historieta, mi amigo.
El asunto es que hay que priorizar los temas y separarlos como se debe. Y estoy de acuerdo que, en primer plano esté el ingreso, sorpresivo, de un espectador al campo. No puede pasar. Pero enseguidita tenemos que hablar de la victoria parcial y ya se veía que, definitiva, de River. Algunos botijas por ahí subieron al avión por primera vez, se me ocurre, de repente no, pero igual, sea como sea, tenemos que darnos cuenta que es River, un equipo de los chicos del Uruguay, al que le cuesta tanto laburo mantenerse en acción, como a todos ahora y que ganó en el exterior y debutando en la Sudamericana.
Discúlpeme, estimado lector, pero yo me quedo con el triunfo que marca un camino. Que inicia un sendero, que pauta un mojón. River Plate, el del Saroldi, el equipo que más gurises tiene, el que mayor arriesga, con respeto por los demás, porque juega “a otra cosa”, siempre al borde del abismo, metiendo coraje y fútbol, con velocidad, con jugadas hasta lindas, en un fútbol de hoy fulero y calculador, ese River, ganó en Santa Cruz y por primera vez marcando el pasaje, llenando los pibes el “boarding pass”, (documento de embarque) para una aventura bien nueva, intrigante, ilusionada, emotiva.
De eso quería escribir. Que ganó River Plate, en el exterior y por la Copa Sudamericana.
No importa cómo le vaya después en el baile. El asunto es que “taconeó” lindo en Bolivia y se hizo ver, para sonrisa de pocos, inadvertido para muchos, pero no para mí.
Salud muchachos riverplatenses. ¡Buena, Juan!. Con “tiqui tiqui o taca taca”. Importa el hoy. Mañana veremos. Que un hecho desgraciado no empañe al otro que es la victoria afuera del país y en un campeonato en donde hay varios “cracks” en la pista.
Se corrió y se ganó. Es lo que vale. Es lo que hay que festejar, con la humildad de siempre, pero sabiendo que el 1 a 0, era y fue una realidad.
Concluyo, como decía ( permiso) Don Carlos Solé, con una frase “no muy académica, pero bien gráfica”:¡Vamo’arriba!