Escribe JORGE CROSA
Estar en carrera es trascendente y vital. Y tanto Nacional como Defensor Sporting lo están en esta Copa Libertadores de América.
Claro que la parada no es sencilla. Los tricolores, luego de un sorpresivo partido perdido ante el violeta que lo liquidó con astucia, con habilidad y con una cuota de inteligencia que en estos tiempos no es frecuente observar – ganar un juego en dos minutos ante un grande no es algo común – ahora cruza el río para enfrentar a un River Plate en mal estado, pero siempre difícil, porque así lo dice la historia. Acaso no tanto la estadística, que en estos casos, de poco sirve, ya que el tiempo de hoy no sugiere recurrir a los números de éstos dos grandes, porque ni los jugadores, ni los grupos son los mismos y las variantes han sido enormes, en muy poco tiempo.
Antes sí, los números podían ejercer cierta tendencia como para aventurar un pronóstico, pero hoy, dadas las circunstancias de un fútbol liviano, sin grandes luminarias, sin esos grandes jugadores que desnivelaban un buen tiempo atrás, todo ha quedado librado a la espontaneidad, a lo que suceda juego a juego, porque el fútbol se ha nivelado – que uno sepa, en el mundo – hacia abajo. Recuerdo brevemente , por ejemplo, en esta eliminatoria, por recordar algo de importancia, el cambio de Ronaldinho, un fuera de serie, pero que no rendía como se esperaba y Dunga tomó la decisión y colocó a Julio Batista , un muchacho de condiciones, pero totalmente diferente en su juego. Y sin embargo, ese muchachón la metió, con suerte o como usted quiera pero le dio un gol a Brasil, que después se transformó en un empate con Ecuador, por obra de Noboa. Iguales … en un cuarto piso, digamos, a 2.850 metros de altura. Que es materia de discusión si afecta o no.
No me quieran convencer que es lo mismo jugar a 3.650 metros sobre el nivel del mar que en el llano, por favor.
Consulten a los argentinos sobre este tema. Y Bolivia tiene derecho a jugar donde sea. Queda claro. Pero ese no es el tema del que ya hemos emitido nuestra opinión. Dijimos, en su momento, que es distinto, no imposible, pero hay que prepararse adecuadamente, de una manera especial para enfrentarse al techo del mundo y rendir lo que se pueda. Sólo así se obtiene un resultado parecido o similar al rendimiento del llano. Esto no tiene vuelta y es el resultado de estudios médicos, no de partidarios, ni de patriotas, ni de colores queridos.
Pero regresando al tema que nos ocupa, vemos una oportunidad de real interés, tanto para Nacional como para Defensor Sporting en esta edición de la Copa Santander.
Es posible que nos equivoquemos, lo admitiremos como corresponde, pero intuímos una muy buena chance de los equipos uruguayos a seguir en competición.
No es porque River Plate argentino esté en un tobogán interminable que lo decimos, sino porque los tres goles de Nacional aquí serán muy útiles para la revancha en el Monumental. Allí se verá la clase y la convicción de los dirigidos por Pelusso. Es una prueba de alta intensidad que deberá sortearse con éxito.
En cuanto a Defensor Sporting, un grupo de alta concentración, a quien le falta – es opinión personal- algo fundamental que mostró con Nacional, por ejemplo, que es la definición y el gol. En este caso, internacional y no local. Fue insólito el ver que San Pablo llegase una sola vez con Borges y la metiera y la violeta accediera en nueve chances, mínimo, para el gol y no pudo ser. Esto, en la Copa, no se perdona.
La efectividad, el acierto, la opción, es el factor más importante, hasta recurro a la suerte - ¿por qué no?, si hay que tenerla para ser campeón o lucirse en algo en el mundo del deporte. Ella también juega. Y la viola no la tuvo. Sí el consagrado grupo brasileño que jugo poquito, pero que ganó de visitante con un solo boleto de ida …
Esas cosas sentencian un partido y así le pasó a Defensor con San Pablo y así le fue a Nacional con Defensor, porque el fútbol es exactamente eso, precisión y puntería. Si además jugás bien, bueno, se está cerca de un lograr algo importante.
Pero quisimos establecer nuestro concepto previo a éstos dos juegos de los equipos uruguayos que los vemos motivados y en buen momento.
Nacional ante River Plate. Histórico, relevante, pasional. Defensor frente a San Pablo. Durísimo, áspero. Una revancha feroz, de esas que hay que salir pegando para imponer respeto. Han visto que no es el San Pablo todopoderoso, por lo tanto, es posible.
Nacional y Defensor frente a dos rivales con una historia fantástica y un presente no tan auspicioso.
Pero son grandes. Es cierto. Indiscutiblemente cierto.
Pero, como se dice en la jerga turfística, con Nacional y Defensor, “no se juegue la vida, pero acompañe …” Los pingos andan bien, tienen “sus” cositas, pero carreras son carreras …
¿Quién le diga?