Escribe JORGE CROSA
Este partido había que ganarlo. ¿No habíamos quedado en eso? Así, sin más trámite. Sin ahogos, sin sufrimientos, sin desilusión.
Pero no se ganó. Incluso se temió, por errores graves, quizás hasta perder. También, justo es marcarlo, Vicente Sánchez reventó un remate en el caño, pero ellos también, anduvieron, en el entrevero citado, cerca de una diferencia que hubiese sido fatal.
Venezuela vino a no perder. Y es correcto. Lo incorrecto es que no pudimos con esa intención, bien madurada y trabajada cansinamente en cada acción.
Pero no hay una excusa coherente. Si somos más que la visita, hubo que demostrarlo. Y por lo visto, no lo somos o no lo fuimos en esta nueva oportunidad.
¿Cuál fue el juego uruguayo? El centro al área. No le busque la vuelta porque no la tiene. Como único argumento parece demasiado flojo en los tiempos de hoy. Adivinable, avisable, ¡guambia que va! , y otra vez la pelota buscando la testa de Abreu.
No es así. No se vio, incluso, como podía ser, pero así no.
El ensayar jugadas por abajo, con criterio, desmarcándose, buscando descolocar al rival, abriendo el juego, hay tantas maneras,señor, tantas y ninguna se vio.
Las esperanzas (centros) uruguayos terminaron en las manos de Vega.
Vega y sus manos fueron el partido. ¿Mal parados? No. Nos dio la sensación que no. Pero no funcionaron los pases, el tránsito entre Nacho González, Diego Forlán o bien Suárez, creando o motivando algo parecido a un ataque profundo. No. Lamentablemente no. Pérez, sólo, no.
Porque, cuando las cosas se hacen bien, cuando se tiene tiempo, como su tuvo, cuando se juntan los que se quiere, como se juntaron, uno espera otra cosa.
El análisis de jugada a jugada tradicional, para nosotros no existe. Como tampoco existió el juego colectivo de los celestes. La desconexión fue como un apagón. No se vio nada por larguísimo rato.
La fuerza de Lugano metiéndose con todo le dio el 1 a 0, a lo gaucho. Cuerpeando y pechereando. Ta. “Hasta ahí llegó mi amor …”.
Después, los desajustes, las pelotas llovidas, los envíos aéreos con una exasperante continuidad y sin resultado, no hicieron otra cosa que animar un poquito a la visita, quien, con una conducta alarmantemente pasiva, encontró un gol, luego de un rebote que cedió Carini , producto de un tiro libre de Arango y la penetración de Vargas para empatar.
¡Con qué poco hicieron daño!
Y el grupo uruguayo no supo salir de esas jugadas trabadas, de ese juego inconexo, de los “cortecitos” a cada momento, autorizados (como no) por el juez Intriago, que no vaciló en pitar a cada momento, desactivando acciones.
Igualmente, Uruguay no presentó un fútbol ofensivo. Con la “bocha a la bocha” siempre, no se puede ganar. Así no es. El orden se genera desde abajo, participando y subiendo lateralmente, desubicando a los marcadores, tocando con profundidad, generando jugadas veloces, nada de eso pasó. El dinamismo con el auxiliar de la velocidad. ¿Presente?. No.
Los cambios Bueno, Sánchez y Silva por Suárez, Forlán y Pereira, no acusaron impacto.
Las manos de Vega. Mirá vos. Las manos de Vega alcanzaron para frenar las escasas llegadas con peligro.
Ellos, entre Arango, Rincón y Mea Vitali, armaron un esquemita básico, bien primario, como para ordenarse y darle alguna participación a Maldonado como “para que se luciera”. Pero tampoco pasó de ahí el asunto.
Mala gestión. Demasiado preocupante para lo que uno esperaba, habida cuenta de “los daños recibidos” y no de los favores, justamente, por esta misma gente petrolera.
Será el precio del barril que aumenta día a día, que se yo. Y a nosotros que nos faltó combustible …
Lo cierto que el frío de la tarde se hizo sentir aún más cuando este muchacho ecuatoriano dijo basta.
Bajamos la cabeza, una sensación de vacío, no de impotencia, pero sí de amargura nos ganó por unos segundos la inmediata reflexión.
¿Será la Ley de Murphy? … aquel capitán de la NASA, por los años 70, que sentenció, entre otros aciertos, “si algo puede funcionar mal, funcionará mal”. O bien, en esta filosofía del eterno contratiempo, se puede agregar: “ Cuanto más te cuesta la alfombra, la tostada cae del lado de la manteca”, no tengas dudas. Entonces, quiere decir que si a éstos no les podemos ganar …¿no les ganamos, nomás?
Corridas las horas,la vieja frase uruguaya, vuelve a tener obsesiva vigencia:” ‘ta brava la cosa”.