Escribe JORGE CROSA
¡Qué notable la carrera de este muchacho Abreu!
Tengo con él, el conocimiento que nos ha dado el periodismo, pero no más allá, la nota, la referencia en Nacional, en la selección y el saludo cordial, como los Asaltantes …
Pero, me da un alegrón el hecho que, ¡ pim pam pum! , campeón y todo con River argentino, nada menos, se “tome el buque” y se vaya a Jerusalem, al Beitar, precisamente, según cuenta mi amigo y “hermano” de la vida, Julio César Gard, cuando publicó, el 2 de junio, en la columna de Uruguayos, bajo el título: “Beitar Jerusalem, quiere a Abreu” y justo lo conversamos anoche mismo. Y se dio, nomás.
Una trayectoria, muy singular la del Loco. Tipo piola, se nota, se le ve solidario y lo es, más allá de su análisis futbolístico o el que uno pueda formular luego de cada partido. Eso cuenta para el momento y nada más.
Pero lo interesante es la personalidad de Abreu, esa impronta que lo hace diferente, como jugador y como persona. Desde su máscara de “cuervo” que se ponía después de cada gol en San Lorenzo , aportándole una sonrisa al fútbol y retirándole la chapa de dramático. Un tipo divertido y muy buen jugador, claro está, que uno siempre lo quiere con la celeste, ni hablar.
La mayoría de las veces, el periodista se transforma en un censor exclusivamente de los protagonistas que le pegan a la pelota y deja de lado, sin quererlo, el aspecto humano, que vale tanto o más que un gol.
Y eso es lo que quiero demostrar. Que me alegro, como periodista, pero más como persona, como uruguayo, que a este futbolista, que a este jovial jugador, amigo de sus compañeros, que da el espectáculo que uno quiere cuando paga la entrada, se le abra la puerta de un mercado económico notable como el de Israel.
Desconozco si ésta página llega a su conocimiento, si mi mensaje en algún momento lo puede vichar, pero que sepa, que recibí con una sonrisa y no cómplice, sino sanísima, la información que se iba a pegarle a la pelota en tierras milenarias.
Es un notable aporte para la selección uruguaya, como la demostrado, pero la característica que quiero destacar es la de su forma de ser, esa que transmite a la gente en la tribuna, de un tipo ganador,que le gusta el poncho patrio, que anduvo con Wynants, a lo Serrat, “subiendo la cuesta” hacia su Minas querido, cumpliendo la promesa de salir campeón.
Ese es el Loco Abreu. Y nunca está de más escribir cosas que uno siente, cuando las siente y porque quiere. Ya que esto va más allá de una calificación individual, de su trabajo en el campo con Uruguay, cosa que he realizado como corresponde a mi tarea. Esto es un saludo de un uruguayo feliz a otro uruguayo también feliz y alegre, que aporta esa indispensable cuota de fe, de optimismo, de alegría plena con la celeste en el pecho.
¡Mazal tov, meshugá! (según me contó mi amigo Quique Erenberg) que se dice en hebreo: ¡Buena suerte, Loco!
Eso sí, si llama a clase el maestro, diga :¡Presente!
Que por siempre existan estos “Locos Abreu”, porque son de los que le entregan gracia, felicidad y energía positiva al fútbol, desplazando la tristeza, la pena, la angustia y esos culebrones lagrimosos futboleros, cada vez que se pierde y hay que “hincarse a rezar …” como Malevaje , del grande Santos Discépolo.
¡Mazal tov, meshugá!