jueves, 9 de julio de 2009

IONESCO VA DE "CENTROJAS ..."

Escribe JORGE CROSA

Sí. Está decidido. El Rey del Teatro del Absurdo lo ponemos de “centrojás”.
Ahí va. Así juega ese fenómeno dramaturgo rumano, Eugene Ionesco, que está en el banco hace ya un buen tiempo y anda como bala.
Lo ponemos de “5” al autor de “La cantante calva”, no para hablarnos de los dos matrimonios que trata la obra notable del autor teatral, que no hablan y no se escuchan, que no entienden y dicen que sí, que creen que saben y no saben, que valoran lo invalorable y que creen que todo es como dicen ellos, aunque no tengan la más mínima idea de lo que les está sucediendo.
Esto es para quienes no conocen o no vieron la obra. Acaso puede ser la mayoría de nuestros lectores que no tienen porqué saber de teatro y conocer a Ionesco, por eso, con gusto, le brindamos estos datos del Rey del Absurdo, junto a otro fenómeno como Beckett, que ya jugará también en este equipo ficticio de los uruguayos, los que somos tan apasionados por el fútbol.
Sí, el mundo de la pelota es eso. ¿Cómo no me di cuenta antes? . El reglamento, las reuniones, los votos que si y no, el colapso comunicacional.
Dicen y es cierto, que el absurdismo es un producto de la sociedad y no un estilo anexo para ser cómico y bizarro.
No. Aquí nos reímos de nosotros mismos. Somos chistosos. El Jajajaja, es más que un mensaje de texto. Es una realidad futbolística, como el 4-4-2 o bien otro sistema de juego.
Tal parece que los reglamentos son “para un rato”. Según cómo venga la cosa. Esto es, pongamos el caso de la protesta de Peñarol, que el hincha no entiende cómo viene el asunto, pero es “manya” a morir y quiere que Peñarol juegue y chau. Bueno, le sacaron tres puntos por “indocilidad en las gateras” o que se yo. Pero fueron tres puntos que lo descartan para la Liguilla. Mire usted, nada menos que para regresar al plano internacional.
Si vuelve Peñarol, un grande, afuera por tres puntos, “saltan” los incisos, los artículos, los clubes clasificados, los no clasificados, los de la C, todos saltan, gritan, vociferan, se enojan y no quieren éste tipo de soluciones “ionescas”. Absurdas, satíricas.
Según Ionesco, todos tenemos razón y todos no la tenemos. ¿Quién lo entiende? Le explico. No se entiende porque es absurdo.
Es aquel hombre que estudió para ser bombero y no hay más incendios en el mundo. ¿Se imaginan el grado de frustración del tipo?
Se quiere matar. ¿Para esto estudié años? . El curso de horas, sin dormir, la manguera, la bajada como trompada por el caño, los gritos, las alarmas, los gritos, el hacha, el sombrero, todo, según Ionesco, todo un engaño. No habrá más incendios. Punto.

Y nuestra querida pelota y su entorno, está en ese mundo. En el reino del absurdo.
El que gana, de repente, pierde y el que pierde, de repente, gana. Pero hay que esperar. No desesperen. Hay gente de viaje y no se sabe qué es lo que piensa.
Seguirán las reuniones, como si se entendieran las cosas.
¿Algo o alguien cambiará ésta situación sin contenidos?
Hablar sin escucharse, “hacer” que entendemos, nuestro querido mundo de la pelota muestra, lamentablemente, una triste imagen de decepción, de inmovilidad, de pobrísimo discernimiento.
Así que el rumano, (que lo pusimos de centrojás) posición gloriosa del fútbol celeste, Don Eugene Ionesco tenía razón.
Somos incapaces de comunicarnos entre nosotros. Esto es, como se puede hablar o escribir todo el día sin decir nada de valor, sostiene Ionesco.
Esto es lo que nos pasa. Por lo menos, de acuerdo a lo que “no sucede” y debería suceder, es nuestra impresión.
Hoy, salvo que me expliquen lo contrario, pero con claridad total, por favor, no se entiende, la gente, la que paga, la que lleva las banderas, los hinchas, los jugadores, los que sufren y disfrutan del fútbol, no comprenden “ el inciso B. del art. C, númeral 8, del reglamento suscrito en el 1957 , en horas de la tarde y … lloviendo, por el mes de, digamos, marzo,” (¿) que se yo …
Ionesco, el rey del teatro del absurdo, nuestro imaginario centrojás, se puso la camiseta y va a jugar … ¿ya sé , no me digás …? ¡Tenés razón!