miércoles, 9 de julio de 2008

LA SEÑAL DE LA CRUZ

Escribe JORGE CROSA

He visto que la mayoría de los jugadores de fútbol, me animo a decir, de los deportistas, antes de comenzar la acción se persignan. Hecho comprobatorio de su fe cristiana o en Dios o ser creyente de algo o alguien como ser superior.
Accedemos, de esta manera al tema, ya que en Austria, en Viena, precisamente, se inauguró una exposición titulada “ Héroes, santos y goleadores celestiales”.
La muestra juega con la premisa que el fútbol llegó a ser un trasunto y una forma de religión, que los seguidores, viven con toda su liturgia y reliquias.
Desde la “Iglesia Maradoniana”, que celebra su Navidad el 30 de Octubre, día del nacimiento de Diego, en esta muestra presenta mechones de su pelo, fotos y demás del astro.
Mire usted como son las cosas, ¿no?, hasta donde puede la fe del fútbol, metido en el alma y en el corazón de los hinchas, la directora de la exposición, Snejanka Bauer, afirmó que el fútbol reproduce los elementos esenciales de la religión, sea cual sea ella, y comparó “ el amor, las creencias y la esperanza” de los creyentes con la de los aficionados más comprometidos.
La fe, como se ve no sólo mueve montañas, mueve la pelota, al jugador y al fútbol, ya que estamos.
Sostiene Bauer, que, al igual que en la Edad Media, en donde la religión era el elemento central en la vida, el fútbol es hoy, “un elemento en donde agarrarse y obtener seguridad”.
“Al igual que los creyentes reencuentran en su parroquia el paraíso perdido, un sentimiento de seguridad y unidad, así celebran los hinchas del fútbol, la fe en su equipo”, sostuvo.

CON RESPECTO A LOS “ULTRAS”

Recordó que la mayoría de los grupos “ultras” ( los barras bravas, por estos pagos) provienen de clase social baja e indicó que, en ese contexto, el fútbol y el equipo, son un “consuelo” en una época en la que valores como el hogar y la familia “son cada vez más frágiles”.
Estamos casi de acuerdo. Porque debemos agregar que la fragilidad del hogar y la familia, más la pérdida de ciertos valores morales, no son consecuencia de la clase social baja, sino las condiciones en las que hacen vivir a ciertos sectores de la población, sin trabajo, sin ingresos, sin futuro, sin proyectos, con dificultades de salud, con hambre.
Ese también es el problema, por lo menos por nuestra región. De allí que , a diferencia, de una exposición con todas las de la ley, con la creencia a tope, que respetamos, también indicamos que la sociedad es ciertamente imperfecta e injusta, en la que Dios, poco tiene que ver.

CURIOSIDADES

“Dios creó el fútbol un domingo y luego lo dio al Milan y dijo: “ Ve por el mundo y enséñalo”.
Eso reza una bufanda, dentro de los objetos curiosos del museo Catedralicio de Viena.
Otro: la camiseta del Rapid de Viena con tres cruces y una con la camiseta del equipo que dice: “Sé inmortal”.
Kaká con su camiseta y el lema : “Pertenezco a Jesús”. A David Beckham lo idolatran en un templo de Bangkok, como una divinidad más y le ofrecen flores y otros artículos.
Y hay más, la sacralización de las estrellas llega al extremo en el caso de Duncan Edwards, la promesa del fútbol inglés que murió junto a todo el grupo del Manchester United en un choque aéreo en 1958 y que aparece representado en todas las vidrieras de su pueblo natal.
Aquí hay una comunión entre lo que se cree y lo que realmente es.
Los que le piden a Dios y los que no. Demás está decir que todos pedimos ( me incluyo) siempre algo a Dios. A “Alguien”, a “Algo” más etéreo que lo que se ve, más bueno de lo uno cree, para la salud, el trabajo, la vida.
Eso es fe. Esa es la religión en todas sus formas, estilos y pueblos que la profesan.
No hay diferencias cuando manda el corazón. A alguien, siempre le pedimos algo, pero no por pedigüeños nomás, sino porque sentimos que debe ser así.
Y le pasa a los jugadores, a los deportistas, a los periodistas y al mundo entero.
¿Cuántas veces escuchó la frase? – En algo hay que creer, viejo …
Y es cierto. Hay que creer. Pero hay que ayudar, también , a creer.

¿A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO …?

De allí que no me cierre una cosa. Si son tan creyentes los jugadores, en el caso del fútbol, por ejemplo, ¿cómo es posible que haya patadones al borde de la fractura, peleas, líos soberbios entre hinchadas, heridos, muertos y hechos de violencia en los que Dios, naturalmente, no tiene nada que ver?
“A Dios rogando y con el mazo dando”, indica poner algo de nuestra parte (la cordura) para pedir un favor, porque en la tardanza puede estar muchas veces el peligro. (El Quijote, capítulo LXXI, 2ª.parte).
Entonces, nos parece muy bien que se “veneren” los futbolistas, las camisetas, los botines, los goles de los cracks que hacen enloquecer de alegrías a millones de personas en nuestro mundo, pero, (siempre está el pero …) también es justo que no se persignen tanto y con la concesión de “la señal de la cruz”, por creer en Dios, le quiebren la pierna a un colega, a un rival ocasional, como hemos visto.
O lo que es peor, que los barras bravas, en nombre no sé de quien, de Dios no, claro está, maten, rompan todo lo que encuentren a su alrededor cuando su equipo pierde o las cosas no salen. No es “en el Nombre del Padre …” que se agrede, se hiere y se mata a un hincha, a un espectador.
Porque Dios no aconseja la muerte, ni la violencia, por más que se persignen los mal llamados hinchas.
O lo que es peor y más grave, no es en el Nombre del Señor, que una barra de asesinos en potencia mata, como ha sucedido, lamentablemente, en nuestro país y enfrente también y en el mundo, ya que estamos. No sean hipócritas.

DIOS NO AVALA ESAS MUERTES

Por lo tanto, si bien admiramos la inquietud de la exposición vienesa y su buena voluntad de mostrar lo bueno, la vinculación de la religión con el fútbol, habría que hacer un acto de contrición, por ofender a Dios, dándose cuenta tanto protagonistas, como los deleznables “barras bravas”, que la alegría, la fe, la diversión y la comunión entre el fútbol y la religión, no nace, justamente, en el odio, la violencia y la muerte que estas bestias de turno, muestran en cualquier parte del mundo.
Los anormales de turno deberían reflexionar (¿que escribí?) ¿reflexionar?, perdón, no, imposible, porque reflexiona aquel que piensa.
En el deporte, Dios, no avala la muerte.
Así que … ya que la hacen, respeten, la señal de la cruz. Pueden hacerlo.
De los otros, no me ocupo.
Aunque, lamentablemente, existan, porque Dios es grande.