Escribe JORGE CROSA
La característica de algunos uruguayos (unos cuantos): es la desconfianza. Eso de arranque, nomás, por el tema de las medidas que vaya o que tome el Dr. Corbo con referencia al paquete “inflacionario” que le tiraron en la mesa, con plazo fijo de 60 días, sin renta posible.
Hay que arreglar la casa, Dr. “Usted puede”. A ver …
El campeonato tiene que terminar. No sea cosa que, a lo Schubert, en su genial sinfonía, La Inconclusa, éste asunto quede sólo en dos “movimientos” de cuatro, ¿no?.
“Tiene que haber un campeón”, más que le sugirieron , le “marcaron” el sendero. No creo que Corbo sea de los que se dejan guiar. Lo tengo, felizmente, conceptuado como hombre de bien y recto en su trayectoria, que ha sido extensa.
Pero, como es habitual, tiene sus contras. Aquí no hay nadie, ni en el fútbol, ni en la vida uruguaya, que no tenga contras. Imagínese que el más Grande de los Orientales, el de la Plaza Independencia, también le han encontrado alguna cosita.
Así somos. Así seremos. Cantando bajito el himno, medio champurreado, esto es, mal ejecutado, como sin ganas. Y es el himno nacional, nada menos. Pero, es así la cosa y no creo que la cambie nadie. Menos mal que he escuchado, en los actos de fin de cursos de las escuelas de los hijos y de los nietos, que ellos sí, los gurises le meten garganta a la canción patria, con la fuerza de la convicción. Lo escuché y lo ví, no me lo contó nadie. Los de moña creen aún (gracias a Dios) en el Pabellón Patrio, en el cambio de banderas, en la marcha Mi Bandera, en las lágrimas de las maestras, en el “nudo” en la garganta, pa’ no llorar de los viejos, que al final, no hay caso, se viene y no lo para nadie, porque arranca desde el alma, así que no tiene vuelta. Se muestra como es. Espontáneo, natural, sincero.
De esas pequeñas (grandes) cosas hay que seguir aprendiendo. Porque el periodista es el genuino interpretador de los hechos. Mal, regular o bien. Pero es. Y tiene que manifestarse.
Y lo estamos haciendo. Así esté todo excepcional, Dr. Corbo, lo van a criticar. Es un hecho. No sea cuestión que haga todo bien y a todos deje convencidos. Siempre aparecerá el tradicional “no me parece bien tal cosa”, así sea un punto, una coma o bien un artículo.
De cualquier manera, usted no tiene porqué andar rindiendo cuentas a nadie. Si no les gusta, conociéndolo, cierre la carpeta y buenas noches. Que lo pasen bien.
Este es el “antes”. En algunas horas les cuento el “durante” y naturalmente, no voy a hacer la del genio vienés, en su genial La Inconclusa (mire usted, dedicada a una dama de su querer), que lo abandonó porque se terminó el “vento”, vendrá el “después”.
Así completamos los cuatro movimientos proverbiales que lleva esta obra.
Vale recordar que es una “Sinfonía en Sí”.