Escribe JORGE CROSA
El Presidente de la República, José Mujica, expresó en el acto de asunción de mando: " Hoy son todas mieles, mañana comienza el camino al purgatorio".
Naturalmente haciendo referencia clara de un momento festivo y luego la dura tarea de gobernar a los orientales. Y con bien, claro está.
Algo similar sucede con la celeste. Se ganó en Suiza y muy bien por 3 a 1 y algunos "ven más allá" que los propios jugadores o el técnico Tabárez. Y no es así.
"Así se debe jugar", expresó el orientador y nada más. No agregó concepto alguno. Ni dio nombres de jugadores que faltan, o si están todos o qué equipo debutará.
Sin embargo, "los capaces de siempre", ya se adjudicaron, primero la victoria (ante una pálida representación helvética (?)), expresaron "estos talentos" que se "puede jugar mejor" (?) y "hay que aprovechar las circunstancias de gol (?).
Algo así como preguntarle a un niño si quiere un chocolate o no. Si le parece lindo ir al Parque Rodó o no. Si le agradan los regalos o no.
Un absurdo cercano al despropósito.
El incoherente tiene lugar, el discordado también. Aquí en nuestro querido Uruguay futbolístico hay espacio para la ignorancia y para la pedantería.
Surgen, a su vez, los mentores, asesores y monitores de la selección nacional, faltaba más.
"Hay que cavilar y analizar junto a Tabárez", es una manera de "ayudarlo".
¿No sería mejor o más oportuno dejar trabajar como corresponde a un grupo que lo viene haciendo hace tiempo, mal, bien, regular o notable?
¿No es una irrespetuosidad indicar rumbos de cambios de jugadores, quién si o quién no, en el momento del juego, por ejemplo, ante Suiza?
Quienes así lo hacen causan hilaridad y a su vez, tristeza, por esa monumental osadía de pretender saber más que el propio director del grupo deportivo.
Allá ellos. El público tendrá su veredicto al respecto. Y estamos seguros que lo tiene hace mucho tiempo.
Uruguay venció a Suiza. Horas dulces, de mieles. Con serenidad y cautela.
Mañana "comienza el camino al purgatorio". Con confianza y entereza.
Es mi respuesta a la vanidad y la soberbia dilapidada.
Es buena cosa, saber escuchar, entender y respetar.
"Mujica dixit".
Habrá que recordarlo.