viernes, 19 de febrero de 2010

EL ERROR


Escribe JORGE CROSA

El error es creer que somos unos “cracks”. ¿No le ha pasado, alguna vez, escuchar una conversación de este tipo, en cualquier lugar, oficio, trabajo o profesión?

Los montevideanos ( algunos miles …) “las saben todas”. Conocen el final de la obra, sin haberla visto. “Dominan” ampliamente el panorama, aunque no sepan nada de nada. Igualmente, “este tipo” de uruguayez anda en la vuelta. Los que la “saben lunga …”. ¿ Fulano? Ja … “Es un fenómeno, de lo que le hablés, el hombre conoce y … son años”.

Y uno, que va creciendo con ese cuento, si lo toma desprevenido, por ahí les cree y todo.

Es una gran mentira. Ese tipo de gente (algo hay que llamarle) ostentan el raro poder de la “viveza criolla”. Son “honoris causa” en la tan distinguida acción de vida.

Y como son “vivos”, en distintas áreas, hay quienes les hacen caso y así les va. Otros, con mayor mesura y criterio, optan por pensar, que no es mala cosa, uruguayos.

Porque si no pensamos un poquito, nos pasan cosas desagradables.

Veamos los ejemplos deportivos. Lo que nos ha costado llegar a los mundiales es uno de ellos. La ausencia a varios es la galería de desaciertos, por creernos que “’ta todo bien y pasa nada”.

El error. Nunca reparamos en él. He visto en el correr del tiempo, dirigentes que saben todo, que dominan todo y que, incluso, adivinan todo. Entonces …¿Cuál es el motivo que nos vaya mal en innumerables decisiones y no le hablo de ahora, sino de los tiempos del deporte y especialmente del fútbol uruguayo?

Los desencuentros entre la Mutual y la AUF, no se han solucionado. El tema de los salarios, de la liquidación en fecha cada vez que se inicia la actividad, es una constante invariable que lleva muchísimos años y no tiene solución. Siempre se amenaza con no empezar. Después, a fórceps, arrancan. Pero con dudas, con promesas que, acaso no se cumplan nunca, pero once contra once y pelota al medio.

Y están los “vivos” que arreglan todo. Eso sí. Infaltables personajes, tipo comics, que se dan cita para la nota, la foto, la cámara y declaraciones sesudas, digamos, como si supieran.

Hay de todo “en la viña del Señor”, claro está. Menos mal que los jugadores se clasificaron para Sudáfrica.

Recuerdo cuando el mundial se jugó aquí enfrente de nuestro “país esquina”, en Argentina, nomás y lo miramos por TV, o lo escuchamos …

En ese momento, como en todos los momentos de desgracia deportiva, los que “saben todo”, no opinan, ni intervienen y si lo hacen, dicen algo así, por el estilo: “ Si hubieran hecho lo que YO dije, estábamos en el mundial”, en un alarde de sapiencia y jurisprudencia sobre el tema que alarma. Eso sí, “saben todo” … después.

¿Conoce algún personaje con estas características, no lo ha visto por ahí, en algún lado, figurando …?

¿De quien está escribiendo este hombre?, pensará el lector. Es lo que menos interesa, según Ionesco en su Teatro del Absurdo. El que se la crea, vivirá en ese mundo ridículo y obsesivo del “¿me viste, escuchaste lo que dije?”, como un principio fundamental de vida propagandística que no transmite absolutamente, pero figura. Eso sí. Figura donde sea y como sea. Ese tipo de gente – en todas las áreas – son incapaces de comunicarse con otras, aunque hablen o escriban el día entero. Al “ridículo” nuestra gente lo reconoce. Joven o veterano, no es problema de edades la falta de sentido de la condición transmisora y humana.

De esos personajes que las “saben todas” y que están en cualquier trabajo …¿qué, pensó solamente en los medios?. No, en cualquier actividad, ya se lo dijimos, en toda profesión hay un “sabelotodo”. Y así vamos …

Para los que “saben todo”, piensen siempre que hay gente como uno, que no sabe tanto, claro está, pero que observa hasta donde se puede llegar siendo un “correveidile”.

En fin, reflexiones al pasar, sobre un tema bien de montevideanos, “los vivos, los que la saben todas …”

El “Yo solitario” de estos personajes, según Samuel Beckett, otro fenómeno en ésta “especialidad”, los deja reducidos a la nada, porque lo que dicen no tiene fundamento, ni sostén, sólo sirve para la “gastada” o la broma generalizada. Son graciosos y la gente los toma como tal, aunque sus dichos, alcancen grados de altísima seriedad. Esto es, son absurdos.

Cualquier personaje que el lector se le ocurra haya visto, o escuchado o leído, o bien, conocerlo en la tarea que se desempeñe en este mundo, es absolutamente creíble que tenga relación con éste “teatro del absurdo” propuesto por Ionesco y Beckett. Lo dicho, son graciosos (y algunos tienen años, eh …) pero vale la pena esa situación cómica (desde lo serio de un caso), cuando es analizada por algunos de estos “actores de tapa”.

Es que la sátira misma demuestra la ausencia y la falta de sentido del hombre en consideración.

Si se le ocurre alguien en particular en nuestro “pago chico”, tiene total libertad de “sospechar” sobre éstos personajes de ficción, que, justamente no cuentan con el apoyo de la gente, del espectador, digamos, sin el cual es imposible el éxito o la repercusión de una obra o de sus pensamientos.

De lo que puede estar seguro es que no será “pura coincidencia”. Allí están, salen a escena una vez más. Bien, ahora depende de usted y solamente de usted. Advertencia: como el humo del tabaco, son perjudiciales para la salud.

Y el inocente error de creerles, es de su propia responsabilidad.