escribe JORGE CROSA
Si no lo escribiera, de la forma que soy, me sentiría vacío y caería en una omisión grave.
La de no destacar la labor periodística de los medios uruguayos en la terrible tragedia de Haití. Y lo hago porque lo siento. Muchas veces, el común denominador de la gente no entiende, no por maldad, sino por desconocimiento, cual es el verdadero rol del periodista.
Pues bien, és justamente éste, el que están viendo, atardecer tras atardecer, en los canales 4, 10 y 12, por ejemplo, que enviaron a sus representantes en una verdadera cruzada informativa, que asume cierto riesgo, por cierto, pero esa es la misión a la que todos los periodistas, que creemos en la profesión, debemos cumplir.
Y esto no tiene nada que ver con el fútbol. Pero sí con lo que uno siente o por lo menos con lo que yo siento y debo transmitir a quien corresponda. Montecarlo, Saeta y Teledoce, en sus envíos diarios, con Fernando Vilar y compañía, con Carolina Domínguez en acción, Jorge Traverso, Blanca Rodríguez, el Nano Folle en el 10 y Aldo Silva, junto al equipo, con Martín Shartou y todos los muchachos de las cámaras, nos muestran, detalladamente, la muerte, la destrucción y el intento de reconstrucción de las fuerzas de paz de todo el mundo presente en Haití. En lo que fue Puerto Príncipe.
Y estamos, los uruguayos, seria y debidamente informados. Esa es la tarea. No solamente el periodismo se nutre de noticias “habituales” para dar la cara y estar presentes. No es el periodismo el vehículo para “que te vean” por la tele, simplemente. Quien así piensen, deben dejar, de entrada, nomás, la profesión. Se trata de otra cosa.
Del valor de estar, condición “sine qua non” para una cobertura seria, firme, sostenida, sin pensar en el regreso. Ese es el periodismo que yo entiendo. Jugándose algo más que un error interpretativo, o en la dicción, o en el idioma que toque conversar con los protagonistas. Va más allá el tema. Es un asunto que se lleva en la sangre. Que se estudia para eso, hoy y que se va modelando con el tiempo.
Se juntan, de esta forma los periodistas “de raza”, con los de estudio, de escuela y se construye algo mejor para el ciudadano uruguayo.
Y uno, con unos cuantos años ya, en ésta fantástica tarea de informar, de crear opinión, de emitir nuestros conceptos, sin trabas, sin silencios cómplices, se siente feliz por la acertada labor de los periodistas uruguayos destacados en Haití.
Acaso no fuese necesario decirlo, pero si nadie lo hace, en el orden personal hubiese sentido un vacío imperdonable, como periodista que soy.
Fue escrito, entonces. Una suerte de abrazo a la distancia y el reconocimiento de un colega hacia quienes, sin tenerlas todas consigo, los periodistas uruguayos, soportando momentos difíciles, como todos quienes allí están, incluso nuestros soldados, acostumbrados a estas misiones, en el medio de la ayuda del mundo y juntamente a ella el hambre y la miseria en su más desgarradora expresión, emiten, piensan, comunican, realizan reportajes, informan y fundamentalmente, aunque, la tierra se mueva, prosiguen con su tarea, con su plan de trabajo.
Saludos muchachos y mucha suerte.
Si no lo escribía, sentía que no cumplía conmigo, ni con el periodismo que es mi vida y la de todos estos muchachos.
Esta vez no hubo pelota, ni penal, ni goles, ni jugadores. Hubo sí, un reconocimiento real hacia el periodismo uruguayo. Sentí imprescindible decirlo.
Acaso, simplemente, por el valor de estar …