Escribe JORGE CROSA
Si Argentina juega poco y nos ganó, de casualidad, hasta casi sin intención de hacerlo, (ni se le pasó por la cabeza a Bolatti convertir), usted, con legítimo derecho, dirá, “entonces, Uruguay fue mucho menos”.
Y no es así. Le aseguro que no fue así. Que el planteo que vino a hacer “éste” combinado argentino, lejísimo de otros que sabían tratar la pelota y jugar con elegancia, fue temeroso, que no le hicieran un gol, que no llegaran por ningún lado los celestes y entramos en el jueguito. Ayudados, sutilmente, muy sutilmente por un señor de rojo, Amarilla él, de apellido, casualmente el juez paraguayo, que cortó todo lo que pudo el trámite. No dejó armar a Uruguay que tuvo enormes dificultades propias, pero que, “ayudadas” por el director del lance, como Amarilla, casi sin percibirse, fue aplacando los ímpetus locales.
Como en la feria, ¿vio?, cuando uno compra fiambre: ‘”¿picado fino o grueso, señor?. Aquí, Amarilla, “´picó” fino. Como para que no se dieran cuenta los que saben poquito de fútbol y para los que algo “junan”, una joyita el paraguayo, pese a lo malo del juego. Un corte aquí, otro más allá y fue llevando el partido sin que la pelota llegara a los goleros con peligro. Nada de complicarse la vida. Eso hay que verlo y el que no lo vio, quedó contento con el resultado. Hablamos de algunos dirigentes, de algunos jugadores, incluso de Maradona, “que no lo vio ganar por ningún lado”, porque vino para no hacerlo (lo sabe muy bien) y algún argentino desprevenido que habrá pensado que “así estaba todo bien”. Argentina al mundial y Uruguay a la repesca. Sin heridos, digamos, de entidad. Un choque, diría el parte policial, “en el que no hubo que lamentar desgracias”.
MAL FUTBOL, “HABIL” JUEZ …
La entrega de Gargano y Diego Pérez, en el medio juego de nada sirvió, porque siempre encontraron a un veterano Verón, interrumpiendo o bien al juez, cortando la jugada. Hábil el paraguayo, por ahí cree que nadie se dio cuenta, sin embargo, ¡pica Amarilla, te vimos!. “Cortaste todo lo que pudiste, en el medio, atrás, a los costados, donde se pudiera y cosa rara, siempre a favor de Argentina. Bueno, raro, no, sospechoso, a ver, sí, pero con gran clase. Esos que no los podés penar, los que entran y salen porque no se les comprueba nada, bueno, ése fue Amarilla. Más allá que unos “gramos” más de fútbol ordinario expuso Argentina.
Si bien nosotros no tenemos jugadores de millones de euros, ¿Dónde estuvo este muchacho Messi? ,¿ el “superdotado Messi”?, esperando que Mascherano o Verón “le hicieran una pierna” y lo dejaron solo frente a Muslera?. Eso no pasó. Como tampoco pasó que Forlán quedara de frente ni una sola vez, bueno, cuando lo hizo fue demasiado obligado y sin chance de gol en su remate. Pero no sucedió nada de lo que tenía que pasar. Responsabilidades mutuas no asumidas. El empate venía bien para los dos.
ARGENTINA DE “PUENTES ABIERTOS” …
Argentina derecho por el canal oficial. Hasta con puentes indignamente abiertos. Uruguay a pelearla contra quien quedara. Fue Costa Rica.
¿Higuaín, Di María, Demichellis, Gutiérrez, Heinze, Schiavi? … figuras decorativas. Igual, como los esquemas fueron mal expuestos, no podía pasar mucho. Más bien, nada. Suárez, Cavani y Christian Rodríguez, se movieron lo que pudieron.
Pero no es cuestión de acusar en esto porque no estamos en la corte. Es fútbol y no se jugó bien. Una: Amarilla, finísimo, no lo permitió. Uruguay intentó, erróneamente el camino y Argentina “encontró” un gol que Bolatti lo gritó hasta sorprendido. Ni sabía que había entrado. Bueno, en realidad, él tampoco sabía para qué había entrado.
De los peores clásicos rioplatenses que hemos visto. Sin duda. Sin fibra, sin jerarquía, sin clase, sin nada para levantar del asiento a la gente que, religiosamente, cumplió con lo suyo. Llenó el Centenario. Pagaron por “La Traviata” de Verdi. Vieron “Misión Imposible”. No da ni para discutir. Ese gol final no cambió nada. Solo que en la estadística, los visitantes ganaron. Nada más. No busque otra cosa.
Pobre Cáceres, se “fusiló” sólo, sin compañía y todavía lo echó el impertérrito Amarilla. Hábil el paraguayo. Lo esperó (ya le había mostrado un cartoncito) y ta. Una pena. Pero “muy bien empujado” por el que dirigió la comparsa de la noche.
ERROR Y GOL: UN “OBSEQUIO”
Con sinceridad no recuerdo ninguna jugada de riesgo real para el arco de Romero. Todo dicho. En un clásico algo tiene que pasar. Bueno, no pasó. Entonces, no salió lo que se pensó en Uruguay y Muslera le pegó tres piñas a la globa y nada pudo hacer en el gol. Quedó “regalado”.
¿Sabe qué? Ni para enojarse dio. A los argentinos que les vaya bien. Que sigan con sus “cuentas pendientes” entre cuerpo técnico, dirigentes y jugadores, que a nosotros, ni fu, ni fa. Y a nosotros que nos vaya de lo mejor frente a Costa Rica y que, la última carta, prevista última carta, se juegue de otra manera. Nada más que eso. De otra manera. Depende de Uruguay, no como en este pobrísimo encuentro en el que intervino, con gran fineza, (cortecitos, amarillas, represiones, rojas …) repito, el juez Amarilla. Y una “perlita” al cierre. Roja a Christian Rodríguez. Total … si la gente ni se dio cuenta.
Además, justo es decirlo, Uruguay le erró al sistema y como Argentina vino a no perder, le vino bárbaro.
De fútbol, ni hablemos. Aburrido como choque de tortugas …